Nuestra historia comienza en un aula de la Facultad de Geografía de la Universidad de Sevilla, en la que una serie de desconocidos de todas partes del mundo tuvo la suerte de conocerse.

Algunos de ellos, los autodenominados "supervivientes", todavía resisten al paso del tiempo, y motivados por su afán de salir de la jaula de cemento en la que viven entre semana, cada poco, se juntan para hacer camino juntos. Caminando se disfruta más del viaje.

domingo, 4 de noviembre de 2012

En el techo de la península I , episodio Veleta

Llega el Otoño y con él el comando Tarramikita vuelve a los caminos de Andalucía.

Esta vez ha sido una comisión compuesta por Cayetano y Andrea Sin Barba acompañados de Pilar y Calvin, ya conocidos en el comando por su participación en el ascenso al Castaño http://tarramikitas.blogspot.com.es/2012/03/el-casi-mil-de-huelva-huelva-cerro-el.html , además de Carlos, que era el promotor de esta excursión.
La misión era clara, ascender al techo de la penúnsula , el Mulhacén con 3478 m. de altura, el Veleta, con 3395 m. y los tresmiles que cayeran, en los tres días que íbamos a estar trochando por Sierra Nevada. Como siempre , el plan preestablecido se fue cambiando a cada momento.



Para variar, la salida de Sevilla fue accidentada, teníamos pensado salir el jueves 11 de noviembre a las 18:00 de la tarde, pero a esa hora todavía no teníamos la compra hecha y el coche en el que nos íbamos estaba en el taller, lo que retrasó la salida hasta las 21:00 de la noche, lo que conllevó llegar a la 1 de la madrugada a los pies del Veleta, a la altura del Albergue Universitario. Hay que hacer mención especial a los filetes empanados y la tortilla de Andrea sin Barba, que nos dio fuerza para llegar con ánimos al campo base. Nada más llegar, notamos las bajas temperatura de la alta montaña al salir del coche, vamos, que hacía un frío de cojones,  montamos la tienda de campaña (con su cremallera rota correspondiente), y nos acostamos para estar preparados para la caminata del día siguiente.

Cuál fue nuestra sorpresa cuando un simpático agente de la benemérita nos despertó al día siguiente a eso de las 8 de la mañana advirtiéndonos de que recogiéramos pronto la tienda de campaña, lo que nos ayudó a desperezarnos con presteza. Desayunamos en el Albergue Universitario su correspondiente tostada y café y nos dispusimos a subir a nuestra primera cima, El Veleta, previo paso por el arco de la Virgen de las Nieves y trochando camino todo lo que pudimos. Pronto comprobamos que no éramos los únicos a los que se les ocurrió pegarse el puente haciendo el cabra por Sierra Nevada.
Poco a poco nos percatamos de la altura que íbamos tomando, con la ciudad de Granada observándonos desde abajo. Los hoteles de Borreguiles, los observatorios (el nuevo y el antiguo), la Virgen de las Nieves, y las instalaciones de los telesillas poco a poco se iban haciendo pequeñas a medida que subíamos. Una vez llegados a la cima, tocó alegrarse por sentirnos ya en plena acción y por las vistas que se tienen desde un punto tan alto, siempre espectaculares, tanto si las nubes te dejan ver el horizonte, como si estas forman un mar de algodón, en ese momento tiene sentido el esfuerzo de subir una cima.
Nos recreamos un poco en el lugar, y una vez que decidimos retomar el camino, hicimos una breve parada en el refugio de la Carihuela, en los basares del Veleta, desde donde pudimos observar las lagunas que se forman a los pies de éste, entre esta distracción y las conversaciones con los montañeros que por allí pasaban tuvimos una pérdida inconmesurable y que nos perseguiría el resto del fin de semana, Andrea Sin Barba perdió su sombrero :'(.

Desde la bajada del Veleta, nos dirigimos al refugio de la Caldera donde haríamos noche, por el camino les fuimos cambiando el nombre a las lagunas que nos íbamos encontrando previas discusiones sobre los mapas que llevábamos, datados en distintas fechas y con cambios de nomenclaturas. Y bautizamos a los picos que no tenían la suerte de haber sido dotados de nombre en el mapa, como el ya famoso pico del Búho , o el pico del Mostachón de Utrera.
Una vez en el refugio, el cual desde el camino es difícil de identificar ya que tiene el mismo color que la montaña sobre la que se yergue, ya se observaba el camino que íbamos a tomar el día siguiente. El Mulhacém nos observaba desde lo alto dejando a sus pies un paisaje desértico digno de Marte sólo regado por las pequeñas lagunas que rodean el Refugio de la Caldera. En este refugio, con un aforo de 18 personas , convivimos esa noche unas 40 personas aproximadamente, tumbados en cada centímetro cuadrado de su suelo, mesas , bancos, etc... y aún fue más agradable la noche cuando algunos de los inquilinos decidieron montar una fiesta en la litera superior del refugio con porros incluidos y no dejando dormir a los que allí estábamos intentándolo. A pesar de esto fue una experiencia positiva compartir experiencias, charlas y comidas con las personas que allí estaban.

Nos esperaba la subida al Mulhacén y el intento de la Alcazaba, pero eso se merece otra entrada.



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