Nuestra historia comienza en un aula de la Facultad de Geografía de la Universidad de Sevilla, en la que una serie de desconocidos de todas partes del mundo tuvo la suerte de conocerse.

Algunos de ellos, los autodenominados "supervivientes", todavía resisten al paso del tiempo, y motivados por su afán de salir de la jaula de cemento en la que viven entre semana, cada poco, se juntan para hacer camino juntos. Caminando se disfruta más del viaje.

jueves, 1 de marzo de 2012

El "casi mil" de Huelva - CERRO “EL CASTAÑO”.


El techo de la provincia de Huelva es motivo de controversia entre montañeros. Unos afirman que es el Cerro de los Bonales, con 1055 metros altura, mientras que otros se inclinan más por el Cerro del Castaño, de 669 metros. ¿Por qué, si la altura del primero es bastante mayor? El motivo está en su localización: el Cerro de los Bonales no se encuentra íntegramente en la provincia de Huelva (su vertiente Norte es extremeña). En cambio, el Cerro del Castaño es el corazón de la Sierra de Aracena. Por tanto, para ser fieles al reto de subir los techos de las tierras andaluzas, optamos por el segundo.  
La ruta que nos planteamos no presentó ninguna dificultad aunque, como en Sevilla, decidimos complicarnos la vida de manera espontánea. Son unos 12 kilómetros, con un desnivel de 500 metros, y con escasas rampas o pendientes importantes. El sendero no tiene marcas, pero la gran mayoría de los cruces están señalizados, por lo que no te pierdes ni con los ojos cerrados. Eso sí, no hay fuentes por el camino, por lo que hay que aprovisionarse bien de agua antes.




Iniciamos la ascensión por la cara Sur desde el pueblo de Alájar, donde dejamos los coches sin problemas a las afueras, y pusimos rumbo a la Aldea del Calabacino. El camino está señalizado y empedrado, además de no tener ramificaciones ni desvíos, por lo que no supone ninguna dificultad.
Una vez en la Aldea del Calabacino (1), hogar de niños ecológicos y con una arquitectura muy singular (casas andaluzas, chalets de lujo, tiendas de campaña y yurtas mongolas se suceden en las calles), atravesamos el pueblo manteniendo la misma dirección, hasta llegar a la ermita. Al sobrepasarla el camino tuerce a la derecha, ganando pendiente, en dirección a Castaño de Robledo (hay señales a la salida de la aldea).
Seguimos esta vereda, que asciende por un pequeño valle de alcornocales y castaños de gran porte, hasta coronar el puerto. Por el camino surgen algunos desvíos a derecha e izquierda, pero son de acceso a las fincas. Además, nuestro sendero estaba señalizado con dirección a Castaño de Robledo ;)
En el puerto (2), en el lugar donde el camino comienza a descender hacia la otra vertiente del cerro, tomamos un sendero hacia la derecha que no está marcado pero que no se bifurca en ningún momento. Este sendero asciende hasta la cuerda del Cerro de El Castaño y tiene algún tramo de pendiente pronunciada (más que nada porque va perpendicular a las curvas de nivel).
Terminado este pequeño ascenso, nos topamos con una puerta que interrumpía el sendero, pero se puede atravesar sin dificultad. Una vez sorteada, llaneamos por la cuerda en dirección Norte (hacia la izquierda si estamos de espaldas a la puerta una vez la cruzamos) hasta coronar el Cerro del Castaño. Curiosamente, la cima está ocupada por un bosquete de roble melojo, por lo que el nombre no hace justicia al pico ;)
El pico está ocupado por un vértice geodésico y cuenta con un claro donde se puede almorzar tranquilamente refugiados del viento.
El descenso lo realizamos por la cara Norte, no obstante, volvimos hasta la puerta anterior ya que no había ningún otro sendero que partiese desde la cima.
En la puerta, decidimos que  podíamos descender de una forma más rápida y divertida a través del castañar, ya que el sendero que nos interesaba coger, el que conecta Castaño de Robledo con la Peña de Arias Montano, discurría siguiendo las curvas de nivel. Así, nos lanzamos pendiente abajo entre los castaños.
Dimos con el camino sin problemas, simplemente avanzando en línea recta (3). Nos incorporamos a él en sentido Sur (derecha) con dirección a la Peña de Arias Montano. Este sendero se encuentra señalizado igual que el anterior y no presenta ninguna dificultad más allá de un par de tramos de pendiente más pronunciada. Además, posee unos cuantos miradores naturales sobre  el valle de Alájar.

La Peña de Arias Montano (4) está declarada Monumento Natural y es un espacio digno de hacer una parada y disfrutar de él. Y eso hicimos. Es un mirador que se alza sobre el pueblo de Alájar y cuenta con un monumento o edificio de prácticamente todos los siglos de la historia de la Sierra de Aracena. Además, es el lugar que Arias Montano (de ahí su nombre), uno de los mayores pensadores españoles que fue consejero de Felipe II, escogía para retirarse a meditar. De hecho, este espacio es realmente inspirador.
Desde la Peña descendimos a Alájar (5), finalizando así nuestra ruta, a través de las huertas que rodean a este bello pueblo. Recomendamos a futuros visitantes que le echen un vistazo a la artesanía y los productos locales, hechos con dedicación… y así ayudar a preservar este rincón de Andalucía.


2 comentarios:

  1. menudo "casi mil" con seiscientos y poco metros... ¿pos no erá de novecientos y tal?... anquepaqué!!!... y encima se llama "El Castaño" y lo que tiene son robles melojos!... uno creyendo que subía la cima de la provincia, y resulta que no está ni en er topten... ozzú, ozú, ozú...

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    1. Corrijo, según el Mapa Topográfico Nacional son unos 960 m. de altura los que tiene El Castaño. Sumando los 2 m. más o menos que tendrá en punto geodésico de altura y los 1,85 más o menos de Natalini subido encima de éste pudimos estar a 964 m. de altura más o menos, por lo que nos quedamos a unos escasos 36 m. de los ansiados 1000 m.

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